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martes, 10 de julio de 2007

La odisea en el espacio de Danny Boyle


Sunshine (2007)



Harta estoy de escuchar por las esquinas que Danny Boyle es el director de Trainspotting, como si no hubiese hecho nada más el pobre hombre (La Playa no cuenta, por mala). ¿ Y qué pasa con Tumba abierta, Una historia diferente o 28 días después? Si algún mérito tiene el director inglés es el de tocar todos los géneros desde el drama a la comedia pasando por el terror, y como no podía ser menos ahora va el tío y se arriesga con la ciencia ficción pura y dura tomando como inevitable referencia el 2001 de Stanley Kubrick entre otras joyas espaciales.

Lo de humanizar a los personajes y llevarlos hasta el extremo de sus posibilidades es lo que siempre le ha dado bien Boyle, quien siempre se hace acompañar por los guiones redondos de Alex Garland, responsable también del de Sunshine. Garland se ha esmerado en retratar los errores humanos, las locuras gravitatorias y las decisiones a tomar por un grupo de científicos enviados al espacio a morir haciendo estallar una bomba en medio de un Sol que se está apagando condenando a la muerta a cualquier forma de vida en la Tierra. Sin caer en topicazos patrióticos en plan Armageddon ni grandes lloreras por la muerte de los héroes, la parte emotiva se traslada a los minutos iniciales de la película, ya que todos los personajes son conscientes desde el principio de cual es su destino, por tanto, cualquier sensiblería queda relegada a la primera media hora del film para dar paso a la tensión y la angustia por saber cuál será el desconcertante desenlace.

Visualmente no se puede hacer nada más que levantarse y aplaudir todos y cada uno de los increíbles planos exteriores de Sunshine. Las imágenes del Icarus II (nave en la que viajan los científicos) acercándose al Sol son absolutamente maravillosas, así como los flashes fantasmales de los tripulantes muertos del Ircarus I que aparecen cuando menos te lo esperas. Además Boyle utiliza el desenfoque en momentos muy puntales del film, algo que puede parecer una tocada de narices por que parece que se ha empañado el objetivo, pero que tiene sus razones que no desvelaré por no "spoilear" a saco.

Lo que me saca de quicio es que Boyle se empeñe en jugar con el terror de forma totalmente innecesaria, cuando lo único que consigue es que sienta que he retrocedido 10 años en el tiempo y estoy viendo Horizonte final otra vez. Y no contaré el final, pero es evidente que Boyle sabe que hay cosas que no se aguantan por ningún sitio en su nueva película y por eso pone especial esmero en cerrar la trama con un festival de efectos especiales que ciegan al espectador y le hacen olvidar esas pequeñeces que a mí tanto me han molestado.

Para los aficionados de la ciencia ficción, Sunshine entrará directamente en el top 5 de su hall of fame como una película seria dentro del género, aunque tenga momentos en los que sea inevitable llevarse las manos a la cabeza. Ya les gustaría a muchos directores que han hecho auténticas mierdas etiquetadas como “ciencia-ficción” saber referenciar de manera tan excelente como Boyle obras pasadas de la envergadura de 2001: Una odisea en el espacio. Por que ya le vale a De Palma hacer la mierda tan grande que hizo con Misión a Marte o a Val Kilmer protagonizar ese petardo llamado Planeta Rojo. Después de eso, Sunshine es obra maestra.