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martes, 26 de agosto de 2008

Why so serious?


El caballero oscuro (2008)


Me reafirmo en las palabras que salieron de mi boca justo dos segundos después de que la voz del Comisario Gordon cerrase el filme: "hostia puta, que maravilla".

Completamente anonadada, extasiada, impresionada, maravillada y satisfecha salí de ver El Caballero oscuro, una sensación similar a la que sentí hace 15 años cuando mis padres me arrastraron al cine a ver el primer Batman de Tim Burton. Por muchas razones era la película más esperada del año, en mi caso por que Batman siempre ha sido mi super héroe favorito y tenía todas las esperanzas puestas en Christopher Nolan para que lograse crear la película de superhéroes definitiva, y así ha sido. El reto del director inglés no era superarse a si mismo ni a Batman Begins, ni siquiera era hacer un retrato fiel del Batman de los cómics - que no he leído - y que los fans más puretas estaban esperando. El reto de Nolan era conseguir unir en la misma película todo lo que pudiese provocar en el espectador un estado de catarsis perenne que terminase en la más pura satisfacción simplemente disfrutando del cine y, sin ninguna duda, lo ha conseguido.
Con Batman Begins como el inicio cinematográfico del superhéroe en su labor de justiciero enmascarado de Gotham, EL caballero oscuro debía ir un paso más allá en cuanto a acción, evolución de los personajes y aparición de nuevos villanos, y en estos tres aspectos, Nolan logra una resolución perfecta. Gotham City toma un aspecto más realista, asemejándose más la ciudad de Nueva York que la Gotham oscura y tenebrosa de Tim Burton, algo que podrá desagradar a muchos pero que yo personalmente valoro como algo positivo. Si Bruce Wayne le roba minutos en pantalla a Batman es por el simple motivo de mostrarnos a un Batman más humano y cercano, más de carne y hueso que de polieuretano o lo que sea de lo que esté hecho su traje. Claro está que eso no le quita que es un superhéroe y que, por lo tanto, debe comportarse como tal. Muchos han criticado el despliegue tecnológico que Batman tiene a su disposición, que más bien parece sacado de James Bond que de una película de superhéroes, pero recordemos que Batman tiene a su disposición todo el capital de Gotham, que el señor Morgan Freeman trabaja para él y que Bruce Wayne es archimillonario. Con estas condiciones, lo único sorprendente es que no sea capaz de teletransportarse, por que ya es lo único que le falta. Nolan podría haber profundizado más en aspectos como la modificación del bat-traje, pero todo lo que fuese quitarle minutos en pantalla a Heath Ledger es tiempo perdido.

La muerte de Head Ledger avivó los comentarios e hizo crecer la expectación ante lo que nos iba a deparar el nuevo Batman, y como no, el nuevo Joker, que se temía quedar eclipsado por la tremenda interpretación de Jack Nicholson en el 89. Desafortunadamente, lo mejor que hizo Ledger es morir tras el rodaje de El caballero oscuro porque su actuación quedará ahí como algo magnífico y brillante. Recordemos que al final de Batman Begins se aparecía la figura del Joker como un personaje cercano a Batman, ya que los dos compartían el mismo gusto por la farándula y el espectáculo, uno a cara cubierta y el otro con el maquillaje corrido. El personaje del Joker, interpretado a las mil maravillas por un Head Leadger discretito en sus anteriores papeles, tiene todas las papeletas para ser el alter ego de Batman, que realmente no es Bruce Wayne, sino un Joker reprimido en un traje de murciélago. Batman y su antagonista son la misma persona caminando por distintos senderos. Lo que Christopher Nolan quiere dejarnos bien claro es que el Joker está loco, que es un demente de los pies a cabeza, por lo tanto, una víctima tanto de su pasado como de su presente. EsAlguien que disfruta sobremanera tanto con la destrucción de todo lo que hay a su alrededor como de la suya propia. Es la representación humana del caos.
La dirección de El caballero oscuro es impecable en todos los sentidos. El guión permite que los personajes lo den todo de ellos mismos, que las subtramas se entrecrucen y no pierdan interés en ningún momento, maginificando a los personajes hasta dotarlos a todos y cada uno de ellos de su propio clímax, todos tienen su momento. Desde Harvey Dent hasta el Comisario Gordon, pasando por el mafioso interpretado por Eric Roberts, el hermano de Julia. Hasta Cillian Murphy tiene su minuto de gloria interpretando al Espantapajaros en una escena inicial tan caótica como desconcertante. Quizá Gary Oldman se merece una mención especial por su interpretación y a Harvey Dent deberían haberle dejado explayarse un poco más en su papel de dos caras, que para mi gusto, queda un poco en segundo plano, se estaban excediendo en el metreje y decidieron cortar por lo sano. Christian Bale siempre correcto en la ejecución, sigue bordando a Bruce Wayne y a Batman, aunque nunca entenderé por qué se empeñan en doblarle como si estuviese poseído por el mismo diablo. Acertada también el relevo de Maggie Gyllenhaal por Katie Holmes, discretitas ambas en sus papeles pero mucho más eficiente la hermanisima del vaquero gay que no la señora Cruise, que está visto que no saldrá en la vida del cuerpo de Joey Potter.
El caballero oscuro ha dejado muy alto el listón de las películas de superheroes, tanto que no se si ninguna será capaz de superarlo. Sólo hay que mirar atrás y recordar cosas aka bodrios como Spiderman 3, Spawn o Los 4 fantásticos para llevarnos las manos a la cabeza y clamar al cielo para que alguien lance la bat-señal y Batman descienda a pegarles de hostias a todos.

jueves, 21 de agosto de 2008

Un pedazo de Grindhouse


Planet terror (2007)


Robert Rodríguez puede considerarse uno de los directores más “frikis” que ha parido la historia contemporánea del cine. Mexicano de nacimiento y enfermo mental de profesión, Rodríguez es capaz de dirigir sin ningún tipo de vergüenza a Antonio Banderas primero en Desperado y años después en Spy Kids - y sus secuelas - y por el camino engordar su filmografía con la mediocre pero resultona The Faculty, la perfecta Sin City y la brillante, y mi favorita Abierto hasta el amancer.

Amigo inseparable de su sombrero y de Quentin Tarantino (Dios los cría y ellos se juntan) la demencia y predilección de Rodríguez por el cine de serie B se han mezclado con su obsesión por conservar sus raíces y dejar constancia en pantalla de cuál es su país de origen, México, y pieza a pieza se ha formando como un director con un estilo propio al que hay que aplaudirle todo lo que ha hecho hasta ahora. En esta ocasión con Planet Terror, más que un aplauso se merece una reverencia.
De la forma más friki que se le ha ocurrido, Rodríguez ha metido en el mismo saco todos los tópicos del cine ochentero de serie B casi Z para montar una locura visual que ha provocado humedades en más de uno. Si lo del proyecto Grindhouse había sido la mejor idea que se les podía haber ocurrido a los dos directores más locos del universo (con todos mis respetos hacia los Farrelly), no sabíamos lo que estaba por venir pero lo podíamos intuir, y hemos hecho de tripas corazón para comernos la nefasta idea de estrenar Planet Terror y Death Proof por separado, algo que no voy a comentar aquí porque ya me quedé bien ancha despotricando sobre ello hace un tiempo.

Intentando spoilear lo mínimo posible intento hacer llegar al mundo entero mi mensaje con olor a barbacoa, predicando que Planet Terror era la película que he estado esperando todo el verano (por que si digo toda mi vida me van a lapidar) , que no se puede disfrutar más en un cine de lo que lo hice en su momento, y que el día que se alineen los planetas y el mundo vaya a explotar a causa de la colisión de un meteorito con la Tierra, Planet Terror será la última película que vea antes de arder. Y en los alientos finales me pondré alguno de los fake trailers.
Nada en Planet Terror es prescindible y todo es gratuito, aunque pueda parecer contradictorio. Metamos en un pueblo a Rose McGowan, Bruce Willis, Quentin Tarantino, Tom Savini, Marley Shelton, unos mutantes raros, un hospital lleno de enfermos, un restaurante barbacoa, armas mortíferas y ningún tipo de lógica, y obtendremos como resultado la primera hora y media de Planet Terror. La incoherencia se apodera de cada minuto de metraje del filme, pero a nadie le importa porque la burrada se va haciendo tan grande como el sentido del humor del cabrón de su director. Con ese efecto de celuloide requemado, sublime en momentos cruciales del film y que estoy segura que es hipnotizante y te lanza descargas de adrenalina hacia las retinas (si es que eso existe y se puede hacer), te pegas a la pantalla para no perderte ninguna de las delirantes escenas hechas con unos efectos especiales de troncharse, made in Troma, mientras los chistes, las bromas desfasadas y las menciones a directores como George A. Romero y al propio Robert Rodríguez, se suceden a la misma velocidad que Cherry dispara su AK47-pierna.Un guión tan ridículo como brillante caracteriza por primera vez a una mujer (nada más y nada menos que una bailarina de strip-tease, perdón go-go) como la única heroína capaz de salvar el mundo, a unos personajes imposibles interpretados por actores correctísimos que, mientras coches en llamas salen volando por los aires al ritmo de la propia música de Robert Rodríguez, deben lidiar con una jauría de enfermos de origen desconocido llenos de pus. Y a los mutantes, los verdaderos protagonistas del film me remito. No nos equivoquemos, que lo de Planet Terror no son zombies sino mutantes o simplemente infectados, como podrían serlo los putrefactos de Cabin Fever. ¿ Vuelvo a ser yo o se huele el más que evidente homenaje a El vengador tóxico y si me apuran, a los monstruos de la desternillante Slither?. Los seres más asquerosos y postizos que he visto en años están creados con premeditación y alevosía, porque está claro que el presupuesto estaba destinado a otras cosas y que las intenciones del director eran claras: casquería a tutiplén sin ningún tipo de censura. Asco, ninguno. Disfrute, cien por cien.

Planet Terror se nutre de todo lo que a los fans del terror nos hace levantarnos por la mañana y asomar la cabeza por la ventana con una sonrisa en los labios. Rodríguez se ha sacado de su sombrero de cowboy la mejor película de terror cutre y casposa de los últimos años a base de homenajearse a si mismo y los grandes del género, rematando la faena con ese aperitivo en forma de fake trailer que se proyecte justo antes de Planet Terror titulado Machete, con el habitual e imprescindible Danny Trejo en el papel de un ex-federal sediento de venganza. Y cuidado, que se avecinan tiempos mejores en los que Machete se materializará en forma de película acompañada por el siguiente tag-line: “They F**ked With The Wrong Mexican!”.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Sweet Mandy Lane


All the boys love Mandy Lane (2007)

Mandy Lane es tan guapa que se da miedo a ella misma. Es el centro de las miradas y el objeto de deseo de todos los chicos del instituto, pero sólo su mejor amigo Emmet tiene el privilegio de acercarse a ella, algo que saca de quicio al resto de buitres que revolotean a su alrededor en sus flamantes coches pagados por papá. Puede parecer que Mandy Lane es la chica perfecta, la rubia guapísima a la que nadie ha puesto nunca un dedo encima, la virgen de las nieves deseada por todos, pero tiene un sólo defecto: es la protagonista de esta película.All the boys love Mandy Lane bebe de los slashers setenteros al estilo de La matanza de Texas con el regustillo teenager que suelen tener las películas de este género. Es un filme tan previsible en su comienzo como desconcertante en su desenlace y con unos personajes estereotipados hasta la saciedad que no se salvan ni por la actuación de unos actores que dejan mucho que desear. El reparto - de risa - está encabezado por Mandy Lane (Amber Heard), protagonista de la escapada al campo que hacen un grupo de amigos del instituto después de la muerte de uno de los guapetes pretendientes de Mandy Lane, quien muere al tirarse de un tejado para intentar impresionar a la rubia en cuestión empujado a ello por Emmet, el mejor amigo de la chica. Debido a este desgraciado acontecimiento, todos están super ofuscados y estresados y deciden marcharse un fin de semana al campo para alejarse del loser de turno que intenta recuperar la amistad de Mandy Lane mientras ella pasa olímpicamente porque tiene los humos subidos to the max. Con el pretexto de acostarse todos con todas y pegarse un festival de drogas y alcohol más grande que el de una rave en los Monegros, Mandy Lane y sus amiguitos se retiran al campo sin saber que van a pasar un calvario en lo que parecía ser un apetecible retiro para resolver sus problemas hormonales, cuando se deja caer por allí un asesino dispuesto a cargáserlos uno a uno.

Jonathan Levine es el artífice de este quiero y no puedo, un director que tras varios cortometrajes debuta con esta película como su primer largo, y no con demasiado éxito. Con un guión completamente aburrido y una historia insustancial, Levine no consigue provocar en el espectador ni un ápice de tensión, intriga o divertimento, y del terror ya ni hablamos. All the boys love Mandy Lane se queda en un proyecto aburrido que sólo cuenta con algunos efectos de cámara destacables, una fotografía notable a cargo de Darren Genet y una banda sonora que desaprovecha hits como Our Lips Are Sealed de las Go Go's o Sealed With A Kiss de Bobby Vinton.
Alta tensión - película de la que el director ha sacado algunas ideas-, Cheerleader Camp o la saga entera de Viernes 13 podrían haber provisto la mente de Levine de ideas maravillosas y muertes salvajes que le habrían dado a esta película la posibilidad de colgarse la etiqueta de "el teen-slasher del año". Jonatahn Levine tenía el cuchillo pero no lo supo manejar con la maestría de Michael Myers.

viernes, 8 de agosto de 2008

Porno Indie


Shortbus (2006)


Sexo sin inhibición+ sentimientos = Shortbus. Después de la maravillosa Hedwig and the andry inch, John Cameron Mitchell vuelve con una cinta de lo más controvertida y polémica para aquellos poco acostumbrados al sexo sin tapujos. Y es que la cinta comienza con tres orgasmos masculinos simultáneos y se desenvuelve a través de las historias de 3 personajes entrelazados que van montando y desmontando la complejidad humana en las relaciones, los temores, placeres y problemas de cada uno de ellos.
John Cameron Mitchell presenta en Shortbus a Sofia, una terapeuta sexual que irónicamente no puede tener un orgasmo, una pareja de gays, Jamie y James, que quiere abrir su relación sexualmente hablando y Severin, una dominatrix con aires punkis a la que le es imposible tener una relación sentimental. Todos ellos se reúnen en Shortbus, un local mezcla entre un peepshow y el vídeo de Filthy/Gorgeous de los Scissors Siscters, repleto de todo tipo de gente dispuesta a practicar sexo, mantener una charla o simplemente limitarse a observar y disfrutar. Justin Bond, un famoso drag queen de Nueva York que se interpreta a si mismo como el propietario de este particular establecimiento, e el encargado de hacer que sus invitados pasen un buen rato mientras se encuentran en el único lugar donde las posibilidades y placeres son ilimitados.Yo La Tengo, The Hidden Cameras o Animal Collector son algunos de los grupos que participan en una banda sonora que consigue una atmósfera perfecta en cada momento. Jay Brannan, quien interpreta el papel de Ceth en la película, protagoniza uno de los mejores momentos musicales del film, interpretando Soda Shop “a pelo” con una guitarra ante unos James y Jaime hipnotizados por su voz, y convirtiendo esta canción en una de mis favoritas desde ya.

John Cameron Mitchell
consigue con Shortbus reflejar de manera excelente como muchas veces lo sexual es una válvula de escape para lo sentimental por medio de un festival de sexo explícito sin tapujos (que no una peli porno), la mar de natural (las eyaculaciones no tienen trampa ni cartón) y para nada desagradable.